jueves, mayo 11, 2006

 
Este árbol es medio rojeli.
Prometí que iba a explicar el por qué me vendí al centralismo.

Bueno, Zamorano volvió de España hablando todo con zeta, Fidel Castro volvió de Chile más revolucionario que nunca1 y yo volví de Inglaterra influido por la discusión en torno a la relativa hegemonía económica y política que ejerce Londres sobre el resto de Inglaterra.

Y un argumento que se usaba era algo como que a ese chancho había que engordarlo porque no competía con Manchester o Liverpool sino con Nueva York y Tokio, y que lo que le arrebataba a aquellas otras capitales mundiales era ganancia para Inglaterra al fin.

La analogía es inmediata. Santiago no compite con Concepción o Valparaíso sino con Miami y São Paulo, por lo que dotarle de largas líneas de metro, autopistas urbanas y otras regalías es algo que nos sirve a todos.

Bueno, ese es el argumento. Pero es una ecuación2 más para un sistema grande, no pretendo yo, faltaba más, resolverlo aquí. Lo que sí pienso es que a pura queja no se puede tirar una región para arriba. ¡Algo hay que hacer! Tengo una responsabilidad con esta región cuyas reinetas me como.

Y una cosa que me cuesta cero peso hacer es terciar en las cartas al director de El Sur3. Ojalá algún día la sección de cartas ocupara una página entera y el nivel del debate mejore un poquito. Entonces, he aquí, algunas de mis, ja, perlas. En el verano escribí una cosa un poquito seca, una pesadez, respecto a los accidentes del Biotrén4:

Señor director:

He seguido con atención el debate debido a los accidentes que han protagonizado los nuevos trenes urbanos. Una gran proporción de estos hechos ha sido responsabilidad de las propias víctimas, quienes cruzan en lugares no autorizados o subestimando la velocidad del tren.

Algunas soluciones podrían ser aislar la línea para que no se puedan meter ni las moscas, o bien, poner millones de afiches, carteles y avisos en los medios de comunicación, rogando a los ciudadanos cruzar prudentemente.

Sin embargo, creo que el problema se solucionará solo y en forma económica. Lo que ocurre es que quienes son más irresponsables y, por tanto, propensos tener este tipo de accidentes, tienen mayor probabilidad de transmitir a sus hijos y nietos tales conductas.

Entonces, cada vez que ocurre uno de estos hechos fatales, el afectado no podrá tener más descendientes, evitando, automáticamente, el nacimiento de niños que podrían tener la propensión a tales hechos Esto es, simplemente, selección natural.

La siguiente carta que llegó a aparecer fue, como alguna vez anterior, una respuesta a un nacionalista exacerbado. Él, un tal Juan Bragassi Hurtado5. Esto es lo que escribió este caballero, el 9 de mayo en El Sur:

Descriterio

Señor director:

Que nuestra clase política organice bacanales para sí y circo para el pueblo, es algo que ya no me asombra. Sin embargo, que la Armada nacional planifique un concierto rock en Rapa Nui, es algo que no tiene pies ni cabeza.

Por muy notable que sea el grupo “Los Jaivas”, es un lujo que no se puede dar por ningún motivo.

Sobre todo si se considera el gasto y la precariedad en el actual sistema de abastecimiento y comunicaciones, que afecta no sólo a los habitantes de las islas Salas, Gómez, Juan Fernández y de Pascua, sino que también a los sectores más apartados del país.

¡Basta de tanta falta de criterio! Ya no es suficiente con carcomer, mediante politiquería, las bases de la República. Ahora dan un granito más de justificación para los que llaman al divisionismo y entreguismo de Chile y su pueblo.

Juan Bragassi Hurtado

y aquí va la respuesta mía. Las comillas las puso el diario, el 11 de mayo en El Sur, pues yo suelo omitirlas a cualquier precio:

Glorias Navales

Señor director:

Me imagino que el lector Juan Bragassi Hurtado hubiese preferido que las Glorias Navales en Rapa Nui se hubiesen celebrado con un desfile de la Armada y “una pila” de autoridades con el ceño adusto. Difícil hallar una manera más efectiva de alienar a la población nativa de la isla, a la cual no le faltan motivos, de cuando en cuando, para preguntarse qué es lo que realmente tiene que ver con Chile.

Le diría al señor Bragassi que no se preocupe de la supuesta corrosión que la alegría y el jolgorio causen sobre las bases de la República. Mayor corrosión causa el “patrioterismo” y el autoritarismo gratuito.

Leonardo Figueroa
Estudiante UdeC

Como ven, tengo vocación de jubilado.

1. Me metí a los archivos que Cuba publica con discursos de Fidel Castro y no pillé la cita, lamentablemente.
2. En el sistema a resolver va lo penca que es que la rotonda Bonilla siga siendo una rotonda y no un trébol y que la línea de tren esté toda por la superficie, dividiendo la ciudad, entre otras cosas.
3. "Media cuestión" dirán algunos. Allá ellos.
4. Esto está El Sur del 12 de Marzo de 2006. Cuando le expliqué a Jorge Clarke de qué era la carta me bastó decirle "lo del Biotrén se solucionará solo por selección natural" y entendió de una. Lo que es hablar con gente inteligente.
5. Pongan su nombre en el Google y rápidamente se harán una idea de sus simpatías políticas.

Comments:
Leonardo,

tengo la impresión que la carta al Sur, relacionada con los accidentes del Biotren, es muy cruda. ¿Qué pasa con los familiares de esas personas, si leyeron tu carta? (¿O si leen este blog?). Dado que la mayor parte de las víctimas es "de origen humilde" (=pobre) la probabilidad que lean las cartas al Director de El Sur o que lean este blog es bastante baja. Pero, aun así, me suena cruel para ellos. Y, mirado desde tu perspectiva, los parientes han sobrevivido al Biotren, así que aunque sea por eso merecen un poco de respeto.
 
Sabía, al momento de mandar la carta, que era un tema delicado y que podría tener alguna connotación clasista, cosa que traté de evitar. Quizás el resumen que hizo el diario de la carta destruyó algo de mis esfuerzos en ese sentido.

Buscando en mi carpeta "Sent Mail" que me traje de Inglaterra en un CD (y en un formato incómodo que terminé leyendo en el wordpad del windows) encontré el original que mandé, que reproduzco a continuación:

Señor director:

He seguido con atención el debate inducido por los ocasionales accidentes que se han debido lamentar relacionados con los nuevos trenes urbanos. Claro está que una gran proporción de estos accidentes han sido responsabilidad de los propios afectados, quienes frecuentemente, se sabe después, cruzaron en lugares no autorizados, distraídamente o subestimando la velocidad del tren y sobreestimando su capacidad de frenado.

Algunas soluciones podrían ser prácticamente forrar las líneas para que no se puedan meter ni las moscas, o bien poner millones de afiches, carteles y avisos en los medios de comunicación rogando a los ciudadanos cruzar prudentemente la línea.

Sin embargo, creo que el problema se solucionará baratamente y solo. Lo que ocurre es que quienes son más irresponsables y por ende, propensos a tener este tipo de accidentes, tienen mayor probabilidad de transmitir a sus hijos y nietos tales conductas, a través de la herencia genética o de la simple imitación. Entonces, cada vez que ocurre uno de estos accidentes con lamentables consecuencias fatales, el afectado no podrá tener más descendientes, evitando, automáticamente, el nacimiento de niños que podrían compartir la propensión a tales accidentes. Esto es, simplemente, selección natural.

A largo plazo, el acervo genético de la intercomuna, de manera natural y sin la intervención de nadie, tendrá cada vez menor proporción de genes que propendan a los accidentes ferroviarios derivados de la irresponsabilidad, haciendo desplomarse la tasa de siniestralidad.

Leonardo Figueroa
Estudiante de Ingenieria Matematica
Universidad de Concepcion
 
Publicar un comentario

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?